Desde la Dirección de Integración impulsamos un evento sin precedentes: 25,000 jóvenes de segundo y tercer año de bachillerato, provenientes de escuelas públicas de todo El Salvador, se reunieron en el estadio Mágico González, este 7 de junio, para comenzar su camino hacia la educación superior, técnica o vocacional.
Este acto masivo y simbólico ha sido la expresión pública de una transformación contracultural. Una transformación que se ha venido desarrollando desde una propuesta concreta: el programa Proceso Formativo. Esta iniciativa nació como respuesta directa a las condiciones impuestas por la pobreza, que durante décadas limitaron el acceso de miles de jóvenes a la educación superior y técnica. Jóvenes con talento fueron excluidos, no por falta de capacidad, sino por su origen, su contexto o por un promedio de nota que les cerraba las puertas.
Hoy, ese paradigma se ha roto. Gracias a una decisión política anunciada por el Presidente Nayib Bukele, el pasado 15 de marzo, todos los bachilleres del país provenientes de escuelas públicas pueden acceder a una beca. Incluso con una nota de 6, un joven puede iniciar una carrera técnica. Ya no se premia solo la excelencia académica: se reconoce la voluntad de continuar con los estudios superiores.
Este programa transforma realidades, conectando a jóvenes de zonas urbanas y rurales — muchos de ellos de los lugares más olvidados— con universidades, empresas, escuelas técnicas y centros de formación vocacional.
Por primera vez, miles de ellos están conociendo un mundo al que no habían tenido acceso. Y, al mismo tiempo, están siendo reconocidos por los sectores que antes no los veían.
Esto ha generado un puente integrador entre la escuela pública, la universidad, la empresa y la comunidad, rompiendo embudos sociales y acercando oportunidades reales. Muchos de estos jóvenes serán los primeros en sus familias en ingresar a la universidad gracias a estas relaciones integradoras.
La cultura de la integración, que inspira todas nuestras acciones, ha sido impulsada con fuerza por el presidente de esta Dirección, Alejandro Gutman, quien ha luchado durante más de 20 años para generar una transformación social profunda, donde el país se mire, se reconozca y se construya desde adentro hacia afuera. “Una Generación que Florece” no solo es un acto simbólico: es un país que camina hacia el Florecimiento Salvadoreño.
Por eso, este evento ha convocado más que a estudiantes: convocó al país entero. A medios de comunicación, instituciones públicas, universidades, empresas y líderes que creen en un mejor El Salvador. Este ha sido un momento histórico. Y haber sido parte de él es también ser parte del país que estamos construyendo.